Para mí, siempre estuvo muy claro. Pero ahora no hay excusas para que nadie mire para otro lado. El principal objetivo que une a Alberto y Cristina es el “Operativo libertad a los presos e impunidad para todos y todas”, Expreso Leuco.
Es absolutamente repudiable que Alberto Fernández y Eugenio Zaffaroni hayan dicho lo que dijeron para sacar de la cárcel a Milagro Sala. Son dos hombres de derecho. El presidente electo es profesor de la UBA y el autor ideológico de toda esta movida, fue integrante de la Corte Suprema de Justicia. No pueden decir las burradas que dijeron.

Alberto le dijo a Rafael Correa, un prófugo que lo entrevistó para la televisión rusa que “Milagro Sala no merece estar presa” y que “su detención es ilegal”. ¿Quién decide en una república quien merece estar preso y quien merece estar libre? La justicia. Pregunto: Alberto Fernández, ¿Es o pretende ser un monarca, Alberto?
En un país democrático y con división de poderes, no interesa la opinión del presidente. No debe interesar y no debe servir como elemento de presión ante otro poder. Zaffaroni a esta altura parece haber enloquecido en su desesperación para que todos sus amigos corruptos recuperen la libertad.
Ahora propuso directamente intervenir el poder judicial de Jujuy. Es de un nivel de autoritarismo antidemocrático típico de quien trabajó durante dos dictaduras, una de ellas, el genocidio más terrible que sufrió nuestro país.
Por algo Julio de Vido, el gerente general de las coimas y el lavado, inventó la verdad número 21: “En un gobierno peronista no puede haber presos peronistas”.
A don Julio no le importa si son asesinos seriales, violadores, estafadores o ladrones de guante blanco. Si son peronistas, tienen que estar en libertad. Es lo mismo el que labura/ noche y día como un buey,/ que el que vive de las minas,/ el que mata o el que cura o está fuera de la ley.